jueves, 24 de septiembre de 2009

El último baile en Santiago

El concierto de Bruce Springsteen en Santiago de Compostela del pasado 2 de agosto ponía el punto y final a la parte europea de la gira Working on a Dream a la que he dedicado varias entradas en el blog. Este argumento tiene ya el suficiente peso como para convencernos a asistir a esta cita justo al día siguiente de la anterior en Valladolid incluso a sabiendas de que llegaríamos fuera del horario que nos permitiría acceder al pit y gozar de una buena situación.

Dedicaré sólo un párrafo a lo extramusical; sólo para decir que la organización del concierto fue un absoluto despropósito; el mayor caos que he visto en mi vida que podría haber terminado en tragedia. De ello se hicieron eco los medios de comunicación y miles de voces en la red. Yo mismo lo traté en su momento en otra entrada por lo que no le deciaré ahora más tiempo y pasaré a hablar de lo que fue el concierto en si.

Sobre este empezaré diciendo que depués de haber estado el día anterior en la primera fila en Valladolid la sensación de lejanía al estar en Santiago a mitad de auditorio fue desoladora; fue pasar de la noche al día y me costó acostumbrarme al hecho de no ver ningún detalle si no era por las pantallas. Por contra el sonido era excepcionalmente bueno, posiblemente el mejor que haya tenido nunca en un concierto al aire libre.

El concierto empezó, como viene siendo habitual, con una pieza popular del lugar interpretada al acordeón; en este caso sonó la archiconocida "A Rianxeira" a manos de Nils Lofgren. Tras este guiño, recibido con entusiasmo por el público, empezó el concierto de verdad cuyo setlist completo podéis consultar en la web oficial y que como veréis incluía un buen puñado de temas clásicos (Spirit in the night, Adam raised a Cain, Darkness on the edge of town), algún tema poco habitual del último disco (This life) y versiones de temas de otros artístas (Burning love, Born to be wild, Rocking all over the world).

Sin embargo para mi el momento más especial fue sin lugar a dudas cuando sonó otro de los grandes clásicos: Backstreets. Fue una versión impresionante, alargada al estilo de las que hacía en los 70 e interpretada de una forma que pone los pelos de punta.



El segundo momento especial vino con No surrender... ¡¡en versión acústica!!, no lo podía creer; siempre he querido escuchar este tema (y Born to run) en formato acústico y jamás imaginé que lo escucharía en esta gira. Además me encantó que fuera la apertura de los bises y que a continucaión sonara Land of hope and dreams para dar el contrapunto eléctrico y porque era una canción que estaba deseando volver a escuchar.



En resumidas cuentas fue un gran concierto, por el que mereció la pena el viaje y todas las penalidades que la organización -la falta de organización- nos hizo pasar. Como os decía con él se cerró la gira europea, fue el último baile en Europa... menos mal que este año también le veré en USA :-)

Enlaces de interés: Crónica de Pointblank

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