sábado, 19 de septiembre de 2009

Una chica de Jersey (en Viena)

Dice el refranero que lo prometido es deuda y yo prometí hace tiempo hablar algún día del concierto de Bruce en Viena. El refranero también dice que nunca es tarde si la dicha es buena así que intentaré que el post sea bueno y que así me perdonéis el haber tardado más de dos meses en escribirlo (algo que parece que se está convirtiendo en costumbre)

Del viajecito previo por Austria ya os hablé en esta otra entrada así que ahora voy a ir al grano y a hablaros directamente del concierto en si; un concierto que no fue de los buenos sino de los muy buenos...

Claro que eso era algo que yo ya intuía desde el primer momento. Desde que empezaron a sonar los acordes de Jackson Cage; precisamente la canción que me enganchó a la música de Bruce, esa que siempre defino como un disparo al corazón y que realmente para mi lo es. Desde ese preciso instante ya supe que aquella sería una de esas noches especilamente mágicas.

Bueno, para ser justos hay que matizar que Jackson Cage no fue la primera canción en sonar ya que primero tuvimos otra sorpresa en forma de intro al acordeón tocada por Nils Lofgren mientras el resto de la banda salía al escenario: El Danubio Azul... no podía ser de otra forma en Viena.



Al igual que la semana anterior en Londres, la voz de Bruce no estaba en condiciones óptimas, creo que tal vez estaría algo resfriado, sin embargo ahí acaban todas las similitudes entre un concierto y otro ya que si en aquel me quejaba de aspectos como la mala calidad del sonido o de que todas las canciones fueran un "grandes éxitos", en Viena no hubo nada así que reprochar.

El setlist no sólo fue muy bueno sino también poco previsible, algo que se valora mucho cuando se va a varios conciertos en la misma gira. Personalmente creo que, además de Jackson Cage, lo que más me gustó fue Darkness on the Edge of Town (siempre darkness) y el tramo central formado por Growing Up (una de mis debilidades), Rendezvous (que tenía muchas ganas de volver a escuchar), Proud Mary (el clásico de los Credence que nunca había escuchado) y 4th of July, Asbury Park (otra de mis debilidades).

Eso y, por supuesto, la auténtica sorpresa de la noche, la canción que da titulo al post, esa que nadie esperaba escuchar porque nunca antes había sonado en Europa, esa que yo soñaba con escuchar algún día en New Jersey... si, esa noche en Viena, sonó Jersey Girl, y eso es algo que no tiene precio como ya os dije vía twitter.

Pero hubo algo más hermoso aún: ver como así se cumplía el sueño de una persona. Porque estoy totalmente seguro de que la chica que llevaba escrito el título de la canción en aquella camiseta naranja que se quitó para entregar a Bruce, cumplió su sueño y por un momento tocó el cielo... se veía en su cara.

2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo contigo. Fue una de esas noches en las que entiendes tú mismo por qué vas a todos los conciertos que puedes. Y esa noche pasó aquello de "y si toca ...." y a mi esa noche me pasó. Tocó Rendevouz y yo casi me desmayo. Y habré escuchado el bootleg infinidad de veces ya pero el corazón me da un respinguito cada vez que empieza a sonar y me devuelve a lo que sentí aquel día en Viena.
    Eso es lo que tiene Bruce, esos momentos en lo que ves que los sueños se cumplen. :-)

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